Si los orígenes de la quinoa se situaban en Sudamérica, el alforfón nos lleva a otra parte del mundo, también muy lejana, ya que su origen está en Asia Central.
El alforfón es
un grano no cereal de elevado valor nutritivo y medicinal. Posee más calcio y
proteínas que el trigo. Además, no contiene gluten, al igual que la quinoa, por lo que es adecuado para celíacos, o para quienes no quieren comerlo en exceso.
El
nombre francés de blé sarrasin parece
que procede de que en el pasado fue introducido por los árabes (sarracenos) del
sur.
En
algunas regiones de Rusia –donde fue introducido por colonizadores griegos- se
ha convertido en un ingrediente fundamental. Saben cocinarlo al horno y
obtienen sabrosas recetas con él.
El
alforfón integral se puede cocinar de forma similar al arroz. En cambio, el
alforfón troceado va mejor para elaborar sopas y frituras.
Mezclando
la harina de alforfón con harina de trigo, se obtiene una masa con la que
elaborar productos de repostería y panadería más tiernos y delicados que
añadiendo una gran cantidad de mantequilla.
Esta información la hemos cogido de un libro titulado El pequeño DOCTOR, de A. Vogel,. Edición: CEGE Taller Editorial.
Podemos
cocinarlo con la misma receta que la Quinoa
Pilaf, pero pondremos 3 partes de
agua por cada parte de alforfón.
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